LA PINCOYA
En una sola mujer descansa la suerte de los pescadores de la isla de Chiloé. Se trata de una sirena conocida como La Pincoya, cuya misión está profundamente ligada a la femineidad: fecundar a todos los seres vivos del mar. Así, la abundancia o escasez de peces y mariscos dependerá de sus bondades. Cuando la Pincoya sale de las profundidades del mar cada mañana y comienza su danza con los brazos extendidos mirando al mar, corresponde al anuncio de que la pesca será abundante. Por el contrario, si baila en dirección a la costa significa que los peces se alejarán. Se supone que esto sucede cuando la sirena ha estimado necesario arrastrar las riquezas del mar hacia otras zonas más necesitadas.Para que los pescadores sean favorecidos por la Pincoya deben mantener una actitud positiva, alegre y de compañerismo. Además, deben rotar los sitios en donde pescan, ya que el abuso de extracción en un mismo lugar es considerado un motivo de enojo para la Pincoya, quien decide abandonar esa zona dejándola estéril.Existe también otra versión que la relaciona con una ninfa de cabellos de oro que mediante sus silbidos hacía emerger desde el fondo del mar un tronco de oro macizo sobre el cual peinaba sus cabellos y el que traía prosperidad y abundancia a las costas. Durante las noches entonaba canciones amorosas que embrujaban a quienes las escuchaban.Todos iban en busca de la Pincoya para pedirle favores, pero repentinamente desapareció del lugar. Se dice que fue robada para impregnar de buena fortuna a nuevas costas. Se cuenta que el Millalobo, el rey del mar, porque dirige las mareas y todo cuanto hay bajo el océano, se enamoró de una joven llamada Huenchula. De esta unión nació una criatura que la joven llevó consigo cuando regresó a la casa de sus padres, no sin antes advertirles que su bebé debía permanecer lejos de toda mirada.Sin embargo, la curiosidad pudo más y los abuelos destaparon a su nieta. Pero al hacerlo, esta se convirtió en agua cristalina. Huenchula recurrió desesperada a su marido, quien la consoló y le mostró una hermosa adolescente, de largos cabellos dorados, encanto y dulzura incomparables, semidesnuda en un traje de algas. Era en lo que se había transformado su hija, a quien llamaron Pincoya.La labor de la Pincoya es proteger al mar, sembrarlo y rescatar a los náufragos. Todos los mariscos y peces que el Millalobo generosamente ofrece a los pescadores en los mares de Chiloé, son sembrados en mares y playas por las fecundas manos de la Pincoya, quien sale de las profundidades del agua a bailar en las playas.
En una sola mujer descansa la suerte de los pescadores de la isla de Chiloé. Se trata de una sirena conocida como La Pincoya, cuya misión está profundamente ligada a la femineidad: fecundar a todos los seres vivos del mar. Así, la abundancia o escasez de peces y mariscos dependerá de sus bondades. Cuando la Pincoya sale de las profundidades del mar cada mañana y comienza su danza con los brazos extendidos mirando al mar, corresponde al anuncio de que la pesca será abundante. Por el contrario, si baila en dirección a la costa significa que los peces se alejarán. Se supone que esto sucede cuando la sirena ha estimado necesario arrastrar las riquezas del mar hacia otras zonas más necesitadas.Para que los pescadores sean favorecidos por la Pincoya deben mantener una actitud positiva, alegre y de compañerismo. Además, deben rotar los sitios en donde pescan, ya que el abuso de extracción en un mismo lugar es considerado un motivo de enojo para la Pincoya, quien decide abandonar esa zona dejándola estéril.Existe también otra versión que la relaciona con una ninfa de cabellos de oro que mediante sus silbidos hacía emerger desde el fondo del mar un tronco de oro macizo sobre el cual peinaba sus cabellos y el que traía prosperidad y abundancia a las costas. Durante las noches entonaba canciones amorosas que embrujaban a quienes las escuchaban.Todos iban en busca de la Pincoya para pedirle favores, pero repentinamente desapareció del lugar. Se dice que fue robada para impregnar de buena fortuna a nuevas costas. Se cuenta que el Millalobo, el rey del mar, porque dirige las mareas y todo cuanto hay bajo el océano, se enamoró de una joven llamada Huenchula. De esta unión nació una criatura que la joven llevó consigo cuando regresó a la casa de sus padres, no sin antes advertirles que su bebé debía permanecer lejos de toda mirada.Sin embargo, la curiosidad pudo más y los abuelos destaparon a su nieta. Pero al hacerlo, esta se convirtió en agua cristalina. Huenchula recurrió desesperada a su marido, quien la consoló y le mostró una hermosa adolescente, de largos cabellos dorados, encanto y dulzura incomparables, semidesnuda en un traje de algas. Era en lo que se había transformado su hija, a quien llamaron Pincoya.La labor de la Pincoya es proteger al mar, sembrarlo y rescatar a los náufragos. Todos los mariscos y peces que el Millalobo generosamente ofrece a los pescadores en los mares de Chiloé, son sembrados en mares y playas por las fecundas manos de la Pincoya, quien sale de las profundidades del agua a bailar en las playas.
1 comentarios:
que sabiduria encierran las leyendas..ya en esa epoca se pensaba en proteger las especies y evitar la depredación! y el agradecimiento a la naturaleza....muy bonita.
Publicar un comentario