Se llama Marisol Valles García y sólo escribir su nombre provoca respeto y miedo. A sus 20 años, ella acaba de dar el paso adelante que ningún hombre se atrevió a dar, el de asumir la jefatura de la policía de un municipio de 3.400 habitantes situado junto a Ciudad Juárez , en la frontera de México con Estados Unidos, en pleno Valle de Juárez, el territorio que desde hace tres años se disputan dos de los cárteles más peligrosos de México.
El municipio se llama Práxedis G. Guerrero, está en la mismísima línea fronteriza, pertenece al Estado de Chihuahua y dista un centenar de kilómetros de Ciudad Juárez, la plaza más violenta de México , donde cada año son asesinadas 2.600 personas sin que la Policía Federal ni el Ejército alcancen a averiguar de dónde vienen las balas. Por si son necesarios más datos, sólo apuntar que esta misma semana fueron asesinados el comisario municipal de El Porvenir -un pueblo que pertenece a Práxedis?y su hijo. El padre, Rito Grado Serrano, tenía 59 años, y su hijo Rigoberto, 37. Del asesinato sólo se conoce lo que los peritos de la fiscalía del Estado de Chihuahua encontraron junto a los cadáveres: 22 casquillos percutidos por fusiles AK-47, también conocidos aquí como cuernos de chivo. ¿Quién los mato? Casi nunca se sabe. Pudieron ser los sicarios de Vicente Carrillo -jefe del cártel de Juárez?o tal vez los del Chapo Guzmán -jefe del cártel de Sinaloa-. ¿Por qué? Eso sí que es demasiado preguntar. Tal vez porque no había forma de corromperlos. O tal vez porque lo corrompió el cártel rival. Además de su dosis de plomo, los muertos del narcotráfico se llevan a la tumba su correspondiente dosis de sospecha.
Pues bien, para ese lugar no del todo recomendable buscaba el alcalde de Práxedis, José Luis Guerrero, un jefe de policía. Como en las películas del Oeste, el alcalde se fijó primero en los más machos del lugar, pero todos miraron para otro lado. El problema no era hacerse cargo de los 19 agentes de la plantilla policial, nueve de ellos mujeres, sino, sencillamente, continuar con vida en un lugar donde no vale nada. Fue entonces cuando Marisol Valles, de 20 años, casada, estudiante de último curso de Criminología en Ciudad Juárez, dijo sí. ¿Una mujer sin miedo? Tal vez no. A tenor de sus declaraciones, simplemente una mujer valiente: "Aquí toda la gente tiene miedo, todos tenemos miedo, pero vamos a cambiar ese miedo por seguridad".
Para contagiar de ese valor a sus vecinos, la nueva secretaria de Seguridad Pública de Práxedis se dejó fotografiar ayer junto a su mesa de trabajo, a cara descubierta. Si el narcotráfico ya tiene a sus heroínas reales o ficticias -la reina del Pacífico que entrevistó Julio Sherer o la Teresa Mendoza que inventó Arturo Pérez Reverte-, desde el martes, en un pueblo perdido del Valle de Juárez, el lado bueno de la Ley tiene a una muchacha de 20 años llamada Marisol Valles. Sólo escribir su nombre provoca respeto. Y miedo también.
El municipio se llama Práxedis G. Guerrero, está en la mismísima línea fronteriza, pertenece al Estado de Chihuahua y dista un centenar de kilómetros de Ciudad Juárez, la plaza más violenta de México , donde cada año son asesinadas 2.600 personas sin que la Policía Federal ni el Ejército alcancen a averiguar de dónde vienen las balas. Por si son necesarios más datos, sólo apuntar que esta misma semana fueron asesinados el comisario municipal de El Porvenir -un pueblo que pertenece a Práxedis?y su hijo. El padre, Rito Grado Serrano, tenía 59 años, y su hijo Rigoberto, 37. Del asesinato sólo se conoce lo que los peritos de la fiscalía del Estado de Chihuahua encontraron junto a los cadáveres: 22 casquillos percutidos por fusiles AK-47, también conocidos aquí como cuernos de chivo. ¿Quién los mato? Casi nunca se sabe. Pudieron ser los sicarios de Vicente Carrillo -jefe del cártel de Juárez?o tal vez los del Chapo Guzmán -jefe del cártel de Sinaloa-. ¿Por qué? Eso sí que es demasiado preguntar. Tal vez porque no había forma de corromperlos. O tal vez porque lo corrompió el cártel rival. Además de su dosis de plomo, los muertos del narcotráfico se llevan a la tumba su correspondiente dosis de sospecha.
Pues bien, para ese lugar no del todo recomendable buscaba el alcalde de Práxedis, José Luis Guerrero, un jefe de policía. Como en las películas del Oeste, el alcalde se fijó primero en los más machos del lugar, pero todos miraron para otro lado. El problema no era hacerse cargo de los 19 agentes de la plantilla policial, nueve de ellos mujeres, sino, sencillamente, continuar con vida en un lugar donde no vale nada. Fue entonces cuando Marisol Valles, de 20 años, casada, estudiante de último curso de Criminología en Ciudad Juárez, dijo sí. ¿Una mujer sin miedo? Tal vez no. A tenor de sus declaraciones, simplemente una mujer valiente: "Aquí toda la gente tiene miedo, todos tenemos miedo, pero vamos a cambiar ese miedo por seguridad".
Para contagiar de ese valor a sus vecinos, la nueva secretaria de Seguridad Pública de Práxedis se dejó fotografiar ayer junto a su mesa de trabajo, a cara descubierta. Si el narcotráfico ya tiene a sus heroínas reales o ficticias -la reina del Pacífico que entrevistó Julio Sherer o la Teresa Mendoza que inventó Arturo Pérez Reverte-, desde el martes, en un pueblo perdido del Valle de Juárez, el lado bueno de la Ley tiene a una muchacha de 20 años llamada Marisol Valles. Sólo escribir su nombre provoca respeto. Y miedo también.
1 comentarios:
Marta, y viva chihuahua si señor!!!! saben que soy de alli?
Pues doy fé! la gente tiene miedo... solo para que se den una idea, no voy de vacasiones este año por miedo, el año pasado no dije nada de que iba por miedo!
Si no me equivoco ahora mismo es el primer estado en la lista de lugares peligrosos a nivel mundial, hay un descontrol y la gente tiene miedo de salir, cada dia cuando un chihuahuense abre el periodico lo hace con miedo de leer que algún familiar o amigo este muerto, secuestrado o algo similar. Cada vez que abro el facebook nunca falta un comentario de algun amigo que diga que vivir alli se a convertido en una pesadilla.
Y que se puede hacer? mucho... pero porque no se hace? POR MIEDO! porque cuando alguien se atreve a querer cambiar esto, por casualidades de la vida a los días esta en otro mundo. Es muy triste, y da impotencia... hace 9 años vivia allí y no tenia jamás miedo, ahora cuando voy estoy en estado paranoico.
A lo largo de estos ultimos años, se han muerto muchos amigos muy cercanos, familiares de amigos, conocidos, amigos de mi familia... inocentes y no tan inocentes, pero en cualquiera de los casos ninguno con una muerte digna.
No dejo de pensar que podemos hacer, cuando se ira a terminar, me parece un circulo vicioso... en lo personal yo me siento mal, por no hacer nada, por estar lejos... y no me atrevo a dar soluciones, porque estoy lejos y es facil darlas y no estar alli... no se si se me entienda el sentimiento. Pero sin duda estoy preocupada y quisiera que la situacion de mi querido chihuahua cambie! QUIERO EL CHIHUAHUA DE ANTES!!!!
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