CLUB DE COTORRAS

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El municipio de Meckhe está a una hora de mala carretera de Dakar. Es grande, unas 15000 personas, pero es un pueblo. Según paso con el coche oigo a los niños gritar "tubab, tubab". Significa blanco. No hay muchos turistas que vengan por aquí.
Nuestra primera parada es ir a ver a las personas que han vigilado que la construcción de la escuela fuera correcta. Viven en un terreno familiar dos viudas de un mismo hombre, la esposa e hijos del hermano del fallecido que se encuentra trabajando como vendedor ambulante en España y otro matrimonio mayor. Están construyendo una casa nueva con el dinero que este último manda desde España. Va avanzado pero por los efectos de la crisis está parada. Mientras tanto viven en pequeñas cajas de ladrillo de hormigón en las que cabe una cama de matrimonio y poco más. Allí normalmente hacen pasar a las visitas a la habitación mejor de la casa, un salón, un dormitorio,... Aquí nos reciben en un pequeño cuarto con un colchón en el suelo y un banco cubierto de tela. Un bebé gatea por el suelo. Enseguida mandan a uno de los niños a por unos zumos para las visitas.
Después de un rato con ellos y de que un hombre mayor que ha perdido la vista venga a pedir ayuda para ver si lo suyo tiene solución nos vamos a ver cómo está la escuela. Me enfado porque como aún no está cercada y ahora no hay colegio, un rebaño de ovejas ha decidido hacerse una excursión y ha ido dejando "regalitos" por donde ha podido. Hablaremos del tema con el ayuntamiento. Un grupo de niños corretea por la zona, "tubab,tubab" Los más atrevidos se acercan, me tocan el pelo, las uñas que llevo pintadas, me piden que camine... Se rien a cada cosa que hago. En su idioma me dicen que soy rara. Les contesto en su idioma que no me llamen rara que tengo nombre y ponen los ojos como platos ¿Entiendes wolof? Hablo un poquito, les contesto. A partir de ahí tenemos una conversación mezcla francés, mezcla en dialecto. Me preguntan que si tengo nombre de familia (apellido), aquí es muy importante saber de qué familia eres.
Les tengo que dejar. Necesitamos hablar con el alcalde para que nos firme los papeles de los medicamentos pero en el ayuntamiento nos dicen que está en su casa. Nos dirigimos allí, se lo explicamos y nos dice que claro, pero que nos lo redacte el secretario. Cuando este, a dos dedos y usando el ordenador como una máquina de escribir de las antiguas, termina, nos lo da para que lo firme el alcalde que, claro está, se ha quedado esperando en su casa.

El segundo día ya había desistido de llevar reloj, era mucho más feliz sin mirar la hora, pero reconozco que me desespera esta absurda democracia. Aquí aún funciona lo de dar un dinerito al funcionario de turno para agilizar las cosas pero me niego a entrar en eso. Una vez conseguida la firma...falta el sello del ayuntamiento, lo que supone un último viaje. ¡Al fin!¡Objetivo consdeguido! Estoy cansada de tanto ir y venir pero, como dicen aquí, ndak ndak, poco a poco.

5 comentarios:

Gabu♥ dijo...

que bonito ver la escuela llena de niños , luego de tanto esfuerzo y trabajo , ! felicidades y estoy siguiendo con mucho interes el relato ! besos , Marta !

Lily dijo...

que bueno lo que haces Marta, te felicito !! Besos.

Helen dijo...

si martita, sigue con la aventura, que me tienes en vilo, jajaja. Aunque se hace divertido ir leyendo un poquito cada día. es un orgullo ver las cosas tan bonitas que haces. besitos wapaaaa

alginet dijo...

cosa mas bonita en bebe peazo viaje

YOP dijo...

Martaaaaaaaaaaaa me emociona mucho leer lo de la escuela, me llena mucho de ilusión, y tu historia para optener permisos y demás, pues... no se aleja mucho de lo que nos toca vivir a todos q queremos hacer alguito, jajaja y yo tampoco doy un peso, al contrario me pongo de cansona con derechos de petición hasta obtener lo q por derecho merecemos.

Un abrazo giganteeee y ojalá algún día pueda compartir contigo más de cerca estas experiencias.

Besos desde Colombia.

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