Feliz cumpleaños Joly. Un beso de tus amigas las cotorras.
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"La Cultura, la Educación, la Sanidad, las clases altas, medias y bajas,
expoliadas. Y el disparate administrativo-político-autonómico, ni tocarlo. A ver si lo he entendido, señor presidente... Hasta por morirme debo pagar un 21 %... A ver si lo entiendo. Insisto. Alemania tiene 80 millones de fulanos y 150.000 políticos. España, 47 millones y 445.000 políticos. Sin contar asesores, cómplices y colegas. O en Alemania faltan políticos, o aquí sobran. Si en Alemania faltan, apenas tengo nada que decir. Si en España sobran, tengo algunas preguntas. Señor presidente. ¿Para qué sirven 390 senadores (con la brillantez media y la eficacia política media de un Iñaki Anasagasti, por ejemplo)? Subpregunta: si un concejal de Villacantos del Botijo, por ejemplo, necesita contratar a 15 asesores... ¿Para qué puñetas sirve ese concejal, aparte de para dar de comer a numerosos compadres y parientes? ¿Para qué sirven 1.206 parlamentarios autonómicos y 1.031 diputados provinciales? ¿Sabe usted lo que cobra toda esa gente? ¿Y lo que come? Ese tinglado regional, repartido en diecisiete chiringuitos distintos, duplicados, nos cuesta al año 90.000 millones de euros. Con ahorrar sólo la mitad... Eche usted cuentas, señor presidente. Que yo soy de Letras. En vista de eso, ¿cómo es posible que el Gobierno de este putiferio de sangüijuelas y sangüijuelos se la endiñe a las familias y no a ellos? Que en vez de sangrar a esa chusma, se le endiñe a la Dependencia, a la Sanidad, a la Educación, a la Cultura, al pequeño comercio? ¿A la gente que de verdad lucha y trabaja, en vez de a esa casta golfa, desvergonzada y manifiestamente incompetente? A ese negocio autonómico absurdo e insostenible, del que tanta gentuza lleva viviendo holgadamente desde hace más de treinta años. 17 parlamentos, 17 defensores del pueblo, embajadas propias, empresas, instituciones. Negocios casi privados (o sin casi) con dinero público.
El único consuelo es que a esa pandilla depredadora la hemos ido
votando nosotros. No somos inocentes. Son proyección y criaturas
nuestras.
Treinta años engordándolos con nuestra imbecilidad y abulia política.
Cuando no con complicidad ciudadana directa: Valencia, Andalucía...
Con unos tribunales de Justicia cuando no politizados o venales, a
menudo lentos y abúlicos. El golfo, impune. Y el ciudadano, indefenso.
Esos políticos de todo signo (hasta sindicalistas, rediós) puestos
en cajas de ahorros para favorecer a partidos y amiguetes.
Impunes, todos.
Me creeré a un presidente de Gobierno, sea del color que sea,
cuando confiese públicamente que este Estado-disparate es
insostenible.
Cuando alguien diga, señor presidente, mirándonos a los ojos, "voy
a luchar por un gran pacto de Estado con la oposición"; "me voy a
cargar esta barbaridad, racionalizándola, reduciéndola,
controlándola, adecuándola a lo real y necesario"; "voy a
desmontarles el negocio a todos los que pueda. Y a los que no
pueda, a limitárselo al máximo. A lo imprescindible"; "aquí hay
dos autonomías históricas que tendrán algo más de cuartelillo,
dentro de un orden. Y el resto, a mamarla a Parla".
"Y el que quiera entrar en política para servir al pueblo, que se
lo pague de su bolsillo".
Pero dudo que haga eso, señor presidente. Es tan prisionero de su
propia chusma político-autonómica como el PSOE lo es de la suya.
Ese toque de jacobinismo es ya imposible. Tiene gracia. No paran
de hablar de soberanía respecto a Europa quienes son incapaces de
ejercerla en su propio país. Sobre sus políticos. Dicho en corto,
señor
presidente: no hay cojones. Seguirán pagándolo los mismos, cada
vez más, y seguirán disfrutándolo los de siempre. El negocio
autonómico beneficia a demasiada gente.
Usted, señor presidente, como la oposición si gobernara, como
cualquiera que lo haga en España, seguirá yendo a lo fácil. A
cargar a una población triturada, con cinco millones de parados,
lo que no se atreven a cargar sobre sus desvergonzados socios y
compadres.
Seguirá haciéndonos aun más pobres, menos sanos, menos educados.
Hasta el ocio para olvidarlo y la cultura para soportarlo serán
imposibles.
Así que cuando lo pienso, a veces se me va la olla y me veo
deseando una intervención exterior. Que le vayan a frau Merkel con
derechos históricos, defensores del pueblo, inmersiones
lingüísticas, embajadas y golferías autonómicas. De tanto reírse,
le dará un ataque de hipo. De hippen, o como se diga allí.
Lo escribía el poeta Cavafis en Esperando a los bárbaros. Quizá
los bárbaros traigan una solución, después de todo. Para esto, que
nos invadan los bárbaros de una puta vez. Que todo se vaya al
carajo y el Sentido Común reconozca a los suyos. Si quedan.
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Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo. Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes o una huelga general. Reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel. Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre. Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente. Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan. Porque son de los nuestros. Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre, reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia. - Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura. - Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un presidente que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos sobre política internacional. - Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del terrorismo. - Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo tres veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado. - Mediocre es un país que no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir.
- Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas. - Mediocre es un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada ?cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada. - Es Mediocre un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza. - Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.
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Hola, quería contarles que ayer me operaron mi ojo derecho y salió todo bien. Hoy fui al control y me autorizaron a mirar la tv y usar la pc sin abuso jajaja. Ahora con los dos ojos bien no se me va a escapar nada!!!!Besos a todos.