CLUB DE COTORRAS

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Felicidades preciosa, a ver si este año te puedes venir a Bilbao. Besotes.
Querida Susi, feliz cumpleaños. Ahora todo este tiempo un poco angustioso queda atrás y parece que ya está todo bien de nuevo y nos alegramos mucho por ti. Un abrazo y un beso muy fuerte de todas tus amigas.
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Felicidades Nana!!!! Que pases un bonito día con todos los que te quieren. Besos cotorriles.


Por fin se ha producido, una cotorrita ha cruzado el charco y anda de excursión por España. Mabla nos visita y algunas cotorras españolas han podido acercarse a recibirla. Aquí tenéis la prueba. Pasadlo bien chicas y tomaros una cañita por nosotras.
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El día transcurrió tremendamente lento y silencioso. Hicimos las maletas y fuimos a Sandaga a recoger los últimos regalines. Hasta el mercado parecía menos bullicioso de lo habitual. Como regalo final me hice unas nuevas trenzas. Regresamos a casa y comimos. La verdad es que todos estábamos un poco tristes. 
Por la tarde nos llevaron hasta el aeropuerto. No dejan pasar a los acompañantes ni de la puerta principal así que nos tuvimos que despedir fuera. Todos lloramos, los que partían y los que se quedaban. Todos hablamos del próximo año cuando volviéramos pero yo se que será difícil en bastante tiempo.
Las tres nos dirigimos a la cola de facturación y tras una hora de espera nos encontramos con que había un problema con el billete de la hija de mi amiga. Intentamos arreglarlo pero no hubo manera y tuvimos que llamar para que volvieran a por ella. Yo me fui al control de pasaportes mientras mi amiga se quedaba con ella apurando el tiempo, consiguió tomar el avión por los pelos. Cerré los ojos, quería que el vuelo pasase lo más rápido posible. A la llegada nos esperaba Fran para traernos a casa y me acurruqué rápidamente entre sus brazos. El me conoce muy bien y no dijo nada, sólo me apretó y me susurró, no sabes cuánto te he echado de menos, no vuelvas a irte tanto tiempo.
Ahora que ya han pasado unas semanas sigo emocionándome cada vez que pienso en ello. Estoy recopilando ropita para enviar a los nenes que conocí allí. Gracias a muchas cotorras ya he conseguido casi todo. La experiencia fue increible. Ahora entiendo de primera mano por qué se matan por venir a Europa. De que uno de ellos llegue puede depender el bienestar de padres, esposas, hijos, hermanos... También me quedo con la sonrisa y la forma de jugar de aquellos niños, con la amabilidad de todo el mundo, con los colores, con los baobabs, los tes sin prisa, con la solidaridad entre personas... Este viaje me marcará de por vida, lo se.
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Feliz cumpleaños amiga. Un beso de todas las cotorras.
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Dakar, enorme ciudad con barrios heterogéneos cuyos límites son fáciles de distinguir. En los mejores barrios las aceras están más arregladas, se ven buenos coches y personas que los limpian, guardas de seguridad y no hay mendigos. En otros barrios las calles están hechas un desastre, hay gente por el suelo y todo parece más gris. Entre ambos hay una gran gama, barrios comerciales abarrotados de tiendas de artesanía, barrios donde comprar carne y fruta, la zona financiera, ...
Aquí es donde más mendigos he visto aunque también los encontré en gasolineras o en lugares en los que hay gran concentración de gente. Hay distintos tipos de mendigos: por un lado, los ínvalidos que suelen situarse en las aceras en pequeños grupos esperando que un coche pare, por otro los talib, niños desde 4 a 13 años calculo que con una lata de plástico te piden insistentemente. Me explican que estos niños son entregados por los padres a los marabouts (líderes religiosos) para que les enseñen el Corán pero que éstos, supuestamente para endurecerles, les dan la lata y les dicen que no pueden regresar a la casa hasta que no traigan determinada cantidad de dinero.
Sobre la zona "europea" os hablé el otro día así que hoy os hablaré de dos mercados, el de Tilene y Sandaga. Tilene es como un laberinto de callejuelas techadas en las que el calor es asfixiante, venden verdura, fruta, carne, joyas y en su parte exterior ropa, artículos de belleza, etc. El olor es muy fuerte y la estrechez bastante agobiante.
Me gustó mucho más Sandaga. Este es el mercado más animado, colorido, caótico, grande y atestado de productos y gente de todo Dakar. Los puestos de venta han desbordado el edificio que lo contiene, llenándose las calles laterales de vendedores ambulantes. Puedes encontrar de todo, artesanía en madera, con conchas, bolsos, ropa, pelo(aquí se utilizan mucho las pelucas, postizos y extensiones), zapatos, lo que se os pueda ocurrir y si no lo hay y preguntas descuida que te lo consiguen, eso si, para todo tienes que regatear mucho. Es una costumbre, la diferencia está en que a un local sólo le pedirán 3 veces su precio pero a un turista llegarán a pedirle diez veces su valor. Comprar cualquier cosa resulta agotador.
También es un lugar con mucha vida nocturna, cafeterías, clubes, discotecas,...sobre todo en la zona cercana de la playa. Hay muchas mezquitas pero también iglesias y una catedral. Aquí hay una gran tolerancia religiosa.
Supongo que de todos los lugares que he visto es el más impersonal, eso pasa siempre en las grandes ciudades. Lo mejor de él la familia Diallo en cuya casa me alojé y que me trataron con mucho cariño. También tuve la visita de Mami, una joven estudiante de medicina que estudia también español y con la que mantengo contacto a través del facebook. Es una chica esbelta, dulce, de sonrisa franca. Le gustaría venir a estudiar a España pero es tan difícil...Aquí os dejo su foto en la que aparecemos las dos junto a su madre.
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Después de todos estos días nos dimos el lujo de pasar un día en Saly. Está a una hora y media de Dakar (si no hubiera tráfico y la carretara fuera buena, claro) y es un lugar lleno de baobabs, eucaliptos y flores de todo tipo, sobre todo bouganvillas. En esta zona hay decenas de hoteles y residencias de lujo, muchas de ellas ocupadas por franceses que pasan allí gran parte del año. Dado que es la meca del turismo en Senegal hay discotecas, un casino, establos, un centro de pesca de profundidad, un centro de ciclismo y una zona comercial.






Nosotras aprovechamos para darnos un pequeño homenaje y fuimos a cenar a un restaurante, regentado por un francés, como ocurre con los negocios turísticos de la zona. Os dejo unas fotos para que os hagáis idea del lugar. También os dejo un trozo de un espectáculo nocturno del hotel. 
Después de este descanso ya sólo nos quedaba retornar a Dakar.

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Korité es el nombre que se da en Senegal a la fiesta del fin del Ramadan. Es un día familiar, en el que todo el mundo se pone su mejor vestido y va a visitar a familiares, amigos y vecinos para felicitarles. También se prepara una rica comida. El ambiente es de alegría. Nosotros lo celebramos en casa de Moumi. Después de comer fuimos a visitar a algunos de sus vecinos (incluida una primera esposa de un gobernador que compra sus muebles y ropa en Dubai y tiene tres criadas... aquí las desigualdades son enormes) y más tarde a tomar un delicioso batido de frutas al Sea Place, un centro comercial que han hecho cerca de la playa  por la que vemos hacer deporte a multitud de jóvenes y construido al más puro estilo occidental en una de las zonas "caras" de Dakar. Contrasta mucho con otros barrios de los que os hablaré más adelante.
Feliz cumpleaños amiga. Que pases un bonito día con todos los que te quieren que seguro son muchos. Besotes.
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Además de en Saint Louis hicimos una segunda parada, la que más me encogió el estómago.
En algún lugar de la carretera entre Dahra y Saint Louis paramos a hacer una última visita. Desde el coche mi amiga y compañera de viaje me dijo: es allí, en ese árbol. De lejos vi unas construcciones de caña a modo de pequeñas cupulitas.Son pequeñas, dentro sólo cabe un colchón y poco más.
Cuando bajamos del coche nos dirigimos hacia ellas y 5 adultos (una anciana, una chica y tres hombres, dos de ellos con una ligera deficiencia mental) y 3 niños se dirigieron hacia nosotros. Iban "vestidos" con ropas destrozadas, oscuras, zapatos con agujeros unos, descalzos otros. Delgados, de andares lentos. El vello se me erizó al verles.
Entonces reconocieron a mi amiga y una sonrisa amplia se dibujó en su cara. La anciana empezó a decirle que era igual que su padre, que siempre que podía le ayudaba y que todavía le quedaba algo del dinero que le había mandado la última vez y que gracias a ello habían comido todo el mes. Veo brillar los ojos de mi amiga. Dice que ahora vuelve, que vamos a visitar otra persona. Salimos a un camino y se echa a llorar, dice que si no lo echa no puede seguir. La abrazo hasta que se calma. Continuamos y saludamos a otra persona y regresamos hacia las chozas. Le pregunto, ¿pero cuánto dinero les mandaste? Me contesta: 30 euros.
¡Dios mío! 30 euros y aún les queda. Me averguenzo de mi misma cuando protesto por la crisis. Llegamos hasta las chozas. La mujer mayor ha ido a pedir prestado un vestido decente para hacerse una foto. Rebusco en mi bolso y saco el dinero que me queda y se lo doy. Ella mira y sonríe. Rezará por mi.






Nos metemos en el coche y continuamos el viaje en silencio. Esa imagen junto con la de Dulel buscando sus caramelos serán las que más se mi fijarán en la memoria.
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De vuelta a Dakar hicimos dos paradas. Hoy os voy a hablar de la parada que hicimos en Saint Louis, antigua capital de la época de los colonizadores franceses. En sus tiempos fue una hermosa isleta de coloreadas casas con balcones, hoy parece el fantasma de lo que fue.
A la ciudad se accede por un puente construido con materiales de la Torre Eiffel que no se sabe aún hoy en día muy bien cómo llegaron allí. Estamos en la época de lluvias, todo está embarrado. Nos dirigimos a la zona colonial y con pena observamos que sólo 3-4 casitas están restauradas, las demás intentan sobrevivir a las condiciones ambientales y económicas del país.
Lamento la falta de vista que tienen aquí los políticos. Todas estas casitas, al igual que las de Goreé y otros lugares podrían convertirse en un gran reclamo si fueran acondicionadas como pequeños hoteles al estilo de los riad marraquesinos. Eso sería un importante punto de entrada de dinero para el país, y lo necesita.
Tenemos bastante hambre así que nos dirigimos a una Djibitería, un lugar conde en un trozo de papel te ponen una carne de cordero asada acompañada de cebolla y salsa de mostaza. Ummmmmmm ¡deliciosa! Aquí la comida es muy rica, sólo hay que abstraerse de las condiciones higiénicas en las que se vende. Olvidaos de cadena de frio y similares, carne al descubierto con moscas pululando a su alrededor es lo que se ofrece al público. Si hay suerte la tapan con mosquiteras y en algunos lugares hay hipermercados que funcionan bien, en Dakar claro.
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Touba es una gran población que es de gran importancia desde el punto de vista religioso. En ella se encuentra una espectacular mezquita realizada con los materiales más nobles y por grandes artesanos que fue construida a principios del siglo XX para albergar los restos del Marabout Cheick Amadou Bamba y constituye el mayor lugar de peregrinación del África Occidental. La mayoría de Senegal es musulmana pero practican un Islam peculiar en que se reverencia a seres espirituales vivos o muertos y El Cheik Amadou Bamba es el principal, de hecho hay muchos paralelismos en su vida con la del profeta Muhammad (también sufrió persecución y exilio) y la mezquita de Touba se asemeja en varios aspectos a la de Medina. Llegamos allí muy cansados, ya llevamos mucho de viaje, pero es parar el coche y empezar a escuchar: Mame Diara, Mame Diara, es mi nombre senegalés. Parece que todo el barrio me conoce porque no para de acercarse gente a saludar. Es lógico, en esta población vive la familia de "mi padre". Pude visitar la casa de dos de sus hijas además de la suya y puede estar con mis tres madres y varias de mis hermanas y un hermano, sobrinos... Estuve con Ndeye Anta, que es la única de todos que quiere seguir estudiando y a la que me he comprometido a ayudar. Es una chica muy dulce. A cada lugar que vamos me llenan de regalos: una cafetera, un mantel que es un trozo de tela que han rebordeado a ganchillo, vestidos... Y siempre sonrisas y refrescos. También visitamos la casa de otro buen amigo y su familia, igualmente encantadores.
También pude entrar a la mezquita. Normalmente durante el Ramadan se suspenden las visitas por la tarde pero tras explicarles mis hermanas quién soy hacen una excepción y nos la enseñan amablemente, incluso rompemos el ayuno junto a la comunidad. En la visita me acompañan tres de mis hermanas, Kine, Ndeye Anta y Ndeye Niang. Os dejo dos videos porque las fotos son muy oscuras. Uno es de la familia y otro de la mezquita. Si supiérais la ilusión que me hizo estar allí con todos ellos. Llamamos por teléfono a "mi padre" que estaba en España y estaba feliz y yo, también.

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Es hora de marchar de Dahra. El desayuno es silencioso, Koura está triste, quería que nos quedáramos para el Korité pero si lo hacemos no podremos cumplir el plan previsto. Nos hacemos las últimas fotos con todos. Dulel y los otros niños pululan por allí buscando su desayuno. Vamos muy lento, creo que en el fondo estoy retardando la salida, ¡se han portado tan bien conmigo! La noche pasada la abuela de los nenes hizo una comida para nosotros y la trajo a la casa, aquí todos son muy agradecidos, con que les visites se sienten felices. Por fin salimos de la casa y todos con nosotros. Los vecinos también vienen a despedirnos. Los niños vuelven a jugar con su látigo imaginario. Ya no me quedan caramelos. Doulee viene corriendo y escondo en mi mano una moneda de 500cfas (menos de un euro). Se rie e intenta abrirla buscando su golosina. Al ver la moneda abre mucho los ojos y me mira como pidiendo permiso. Asiento y sale corriendo a casa con ella para dársela a su madre. Entro en el coche. A Koura le brillan los ojos. Empiezo a notar un fuerte nudo en el estómago. Los demás montan también. El pecho me duele. Al final dejo que las lágrimas salgan libremente y pedimos al conductor que arranque ya. Nos dicen adios hasta perdernos de vista. No veo a Doulee, quizá es mejor. Por un lado me la hubiera llevado conmigo, por otra parte, se que allí es feliz, pero cada día me acuerdo de esa nena y de Koura y su familia y me emociono. Mi marido dice que no puedo ayudarles a todos. Se que es cierto, pero ayudaré a quien pueda mientras pueda.



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Dahra es otro pueblo grande en el que casi todas las casas son de ladrillo. En Senegal es fácil saber a quién le va mejor en función del aspecto de su vivienda. En resumen sería: casa de cañas y adobe, de chapa, de ladrillo, de ladrillo y yeso pintado, de ladrillo con azulejos y por último las casas con mármoles y otros materiales lujosos.
La casa en la que nos quedamos es de Koura, una mujer mayor cuyo porte indica que debió ser muy guapa de joven. Pertenece a la etnia poule. Los poule eran ganaderos nómadas, se desplazaban buscando pastos y en cada lugar montaban sus cabañas de cañas. Actualmente están asentados pero siguen dedicándose a la ganadería. Ahora Koura tiene ovejas pero antes también ha tenido vacas. Una de las ovejas no quiere comer pienso así que la alimenta personalmente y ella la sigue como un perrillo.
La casa es un salón grande del que salen habitaciones, cada una con un baño sencillo: lavabo, wc y una ducha. Es una buena casa. Sus hijas están de emigrantes en España y se la han construido hace unos años. Antes de ello vivía en un pequeño anexo que constaba de un par de habitaciones, una cocina que se sigue utilizando y un corral en el que están las ovejas. 
Se está tremendamente tranquilo y me siento muy a gusto. El único pero son los montones de insectos que se acercan por la noche atraidos por la luz y a los que siempre he tenido pánico. A estas alturas ya tengo las piernas acribilladas, a los mosquitos de por aquí parezco encantarles.
Por la noche la casa está muy caliente y nos sentamos fuera sobre colchones y esteras a tomar el fresco.
Visitamos a muchos de los familiares de Koura, todos nos ofrecen zumos y agua fresca. En una de las paradas un chico me oye hablar español y se acerca. Es profesor de español y está en el pueblo para celebrar el Korité con la familia. El Korité es la fiesta del fin del mes del Ramadan.
En la casa de al lado de Koura vive un familiar. Aquí el concepto familia es muy amplio, incluye a tíos, primos, hermanos de los abuelos, incluso vecinos o yo. Por las mañanas vienen algunos niños vecinos a desayunar. Es pan con mantequilla que comen sentaditos en cualquier rincón. Me llama especialmente la atención la pequeña Doulee. Tendrá 4-5 años y me mira seria y desconfiada. Otros niños mayores se acercan y les doy caramelos, ella sigue seria así que se lo dejo a la vista. Al día siguiente ya me lo coge de la mano y esboza una tímida sonrisa. Me la voy ganando. Cuando me ve me mira y se ríe y si ve mi puño cerrado ya sabe que es un caramelo sólo para ella y viene corriendo a por él y me regala su sonrisa. Porque aquí la sonrisa de los niños es especial, limpia, inocente. Los niños de aquí pueden no tener muchas cosas; Doulee va vestida siempre con la misma ropa y nos pide pan con mantequilla, pero es feliz jugando con cualquier cosa; la he visto pasar una mañana entera jugando con otros niños y el juguete era un palo con un trozo de tela estrechito colgando a modo de látigo de un caballo imaginario. Me acuerdo de nuestros niños, que ya no saben jugar si no tienen una consola o les diriges en un juego, que ya no saben jugar con muñecas, al pilla pilla, a la comba....que no tienen sitio para bajar a jugar a la calle en nuestras monstruosas ciudades grises y frías, hechas más para los coches que para las personas. Decididamente estos niños son más felices en ese aspecto.
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El municipio de Meckhe está a una hora de mala carretera de Dakar. Es grande, unas 15000 personas, pero es un pueblo. Según paso con el coche oigo a los niños gritar "tubab, tubab". Significa blanco. No hay muchos turistas que vengan por aquí.
Nuestra primera parada es ir a ver a las personas que han vigilado que la construcción de la escuela fuera correcta. Viven en un terreno familiar dos viudas de un mismo hombre, la esposa e hijos del hermano del fallecido que se encuentra trabajando como vendedor ambulante en España y otro matrimonio mayor. Están construyendo una casa nueva con el dinero que este último manda desde España. Va avanzado pero por los efectos de la crisis está parada. Mientras tanto viven en pequeñas cajas de ladrillo de hormigón en las que cabe una cama de matrimonio y poco más. Allí normalmente hacen pasar a las visitas a la habitación mejor de la casa, un salón, un dormitorio,... Aquí nos reciben en un pequeño cuarto con un colchón en el suelo y un banco cubierto de tela. Un bebé gatea por el suelo. Enseguida mandan a uno de los niños a por unos zumos para las visitas.
Después de un rato con ellos y de que un hombre mayor que ha perdido la vista venga a pedir ayuda para ver si lo suyo tiene solución nos vamos a ver cómo está la escuela. Me enfado porque como aún no está cercada y ahora no hay colegio, un rebaño de ovejas ha decidido hacerse una excursión y ha ido dejando "regalitos" por donde ha podido. Hablaremos del tema con el ayuntamiento. Un grupo de niños corretea por la zona, "tubab,tubab" Los más atrevidos se acercan, me tocan el pelo, las uñas que llevo pintadas, me piden que camine... Se rien a cada cosa que hago. En su idioma me dicen que soy rara. Les contesto en su idioma que no me llamen rara que tengo nombre y ponen los ojos como platos ¿Entiendes wolof? Hablo un poquito, les contesto. A partir de ahí tenemos una conversación mezcla francés, mezcla en dialecto. Me preguntan que si tengo nombre de familia (apellido), aquí es muy importante saber de qué familia eres.
Les tengo que dejar. Necesitamos hablar con el alcalde para que nos firme los papeles de los medicamentos pero en el ayuntamiento nos dicen que está en su casa. Nos dirigimos allí, se lo explicamos y nos dice que claro, pero que nos lo redacte el secretario. Cuando este, a dos dedos y usando el ordenador como una máquina de escribir de las antiguas, termina, nos lo da para que lo firme el alcalde que, claro está, se ha quedado esperando en su casa.

El segundo día ya había desistido de llevar reloj, era mucho más feliz sin mirar la hora, pero reconozco que me desespera esta absurda democracia. Aquí aún funciona lo de dar un dinerito al funcionario de turno para agilizar las cosas pero me niego a entrar en eso. Una vez conseguida la firma...falta el sello del ayuntamiento, lo que supone un último viaje. ¡Al fin!¡Objetivo consdeguido! Estoy cansada de tanto ir y venir pero, como dicen aquí, ndak ndak, poco a poco.