Había
una vez en un lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que
podría ser cualquier tiempo, un jardín esplendoroso con árboles de todo
tipo: manzanos, perales, naranjos, grandes rosales,... Todo era alegría
en el jardín y todos estaban muy satisfechos y felices. Excepto un árbol
que se sentía profundamente triste. Tenía un problema: no daba frutos.
-No sé quién soy... -se lamentaba-.
-Te
falta concentración... -le decía el manzano- Si realmente lo intentas
podrás dar unas manzanas buenísimas... ¿Ves qué fácil es? Mira mis
ramas...
-No le escuches. -exigía el rosal- Es más fácil dar rosas. ¡¡Mira qué bonitas son!!
Desesperado,
el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no conseguía ser
como los demás, cada vez se sentía más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín un búho, la más sabia de las aves. Al ver la desesperación del árbol exclamó:
-No
te preocupes. Tu problema no es tan grave... Tu problema es el mismo
que el de muchísimos seres sobre la Tierra. No dediques tu vida a ser
como los demás quieren que seas. Sé tú mismo. Conócete a ti mismo tal
como eres. Para conseguir esto, escucha tu voz interior...
¿Mi voz
interior?... ¿Ser yo mismo?... ¿Conocerme?... -se preguntaba el árbol
angustiado y desesperado-. Después de un tiempo de desconcierto y
confusión se puso a meditar sobre estos conceptos.
Finalmente un día llego a comprender. Cerró los ojos y los
oídos, abrió el corazón, y pudo escuchar su voz interior susurrándole:
"Tú
nunca en la vida darás manzanas porque no eres un manzano. Tampoco
florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Tú eres un roble. Tu
destino es crecer grande y majestuoso, dar nido a las aves, sombra a los
viajeros, y belleza al paisaje. Esto es quien eres. ¡Sé quien eres!,
¡sé quien eres!..."
Poco a poco el árbol se fue sintiendo
cada vez más fuerte y seguro de sí mismo. Se dispuso a ser lo que en el
fondo era. Pronto ocupó su espacio y fue admirado y respetado por todos.
Solo entonces el jardín fue completamente feliz. Cada cual celebrándose a sí mismo.
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Julio es el
séptimo mes del año en el calendario gregoriano y tiene 31 días.
Originalmente
este mes era el quinto del primitivo calendario romano y se llamaba Quintilis.
En un principio, comprendía 36 días pero fue cambiado a 31 por Rómulo y
reducido a 30 por Numa, señalándose finalmente los 31 que tiene ahora por Julio
César. En honor del mismo (Iulius Caesar, en latín) que había nacido el día 12
del mes, fue renombrado a "Julius" de donde deriva "Julio".
En iconografía se
le representaba bajo la figura de un joven de carnes bronceadas por el sol y
con los cabellos coronados de espigas.
De acuerdo con
una tradición, la piedras de julio son el rubí y la cornalina, y su flor,
eldelphinium.
En julio, se hace
un receso en el año escolar dando paso a las vacaciones de verano en el
hemisferio norte y las vacaciones de invierno en el sur. Esto ocurre
generalmente, la tercera y la cuarta semana (dependiendo del año). En la
mayoría de establecimientos educacionales se separa el año escolar en dos
semestres, por lo que, las primeras semanas de julio se da término al primer
semestre y, la última semana, se da comienzo al segundo semestre (considerando
el receso de las vacaciones).
El 4 de julio se
celebra la Independencia de los Estados Unidos.
El 5 de julio se
celebra la Firma del Acta de la Declaración de Independencia de Venezuelade
1811.
El 7 de julio
comienzan los Sanfermines en Pamplona.
El 9 de julio se
celebra la Independencia de Argentina.
El 9 de julio se
celebra el Día de la Bandera en Chile.
El 10 de julio de
1973, se independiza Bahamas.
El 14 de julio se
celebra en Francia el aniversario de la Toma de la Bastilla.
El 17 de julio de
1955 se inaugura el Disneyland Resort en Anaheim, California.
El 18 de julio el
el Día Internacional de Nelson Mandela.
El 18 de julio de
1936 comienza la Guerra Civil Española.
El 19 de julio de
1979 se realiza la Revolución Sandinista, que puso fin a la dictadura somocista
en Nicaragua.15
El 20 de julio se
celebra el día del Indio en Honduras en honor a Lempira.16
El 20 de julio se
celebra la Independencia de Colombia.
El 21 de julio de
1969 Neil Armstrong pisa la Luna.
El 23 de julio de
1952 nace la Revolución Egipcia de 1952.
El 26 de julio de
1953 un puñado jóvenes emprende el asalto a los cuarteles de Moncada y Bayamo,
comenzando así lo que más tarde se denominaría la Revolución Cubana.
El 26 de julio de
1847 se independiza Liberia.
El 28 de julio se
celebra la Independencia del Perú.
¿Sabéis mas
cositas que pasaron durante este mágico mes?
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El 21 de junio se celebra en el hemisferio
norte, el día más largo del año. Definitivamente no es un día
como los demás, la naturaleza, el hombre y las estrellas se disponen a celebrar
una fiesta, cargada de gran poder y magia.Hadas y deidades de la naturaleza
andan sueltos por los campos; los agricultores dan gracias por el verano,
las cosechas, las frutas y por disponer de más horas para cumplir con sus
tareas y entregarse a la diversión. También es el momento justo para pedir
por la fecundidad de la tierra y de los mismos hombres; además se debe
comenzar a almacenar alimentos para pasar el otoño y el invierno.
La celebración del solsticio de verano, es tan
antigua como la misma humanidad. En un principio se creía que el sol no
volvería a su esplendor total, pues después de esta fecha, los días era cada
vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase
se iniciaban en la víspera del pleno verano, o 20 de junio, para
simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía.
En tiempos posteriores se encendían fogatas en las
cimas de la montañas, a lo largo de los riachuelos, en la mitad de las calles y
al frente de las casas. Se organizaban procesiones con antorchas y se echaban a
rodar ruedas ardiendo colinas abajo y a través de los campos.
A
menudo se bailaba y saltaba alrededor del fuego para purificarse y
protegerse de influencias demoníacas y asegurar el renacimiento del
sol.
Se
puede decir que todo empezó hace cerca de 5 mil años, cuando nuestros
antepasados, tan amigos de observar las estrellas, se dieron cuenta
que en determinada época del año el Sol se mueve desde una posición
perpendicular sobre el Trópico de Capricornio, hasta una posición perpendicular
sobre el trópico de Cáncer. A estos días extremos en la posición del
Sol se les llamó solsticios de invierno y verano, los cuales ocurren los
días diciembre 21 y junio 21 respectivamente. Estas fechas corresponden al
hemisferio norte, pues en el sur es al contrario. El día que veremos al
sol ponerse más al sur es el 21 de diciembre y el día que lo veremos
ponerse más al norte es el 21 de junio. “Las fechas mencionadas son las
típicas, pero puede ser que en un año determinado caiga un día antes o
después, debido a las irregularidades del calendario, como los años
bisiestos”. Hablando propiamente del solsticio de verano, en esta fecha el eje
de la tierra está inclinado 23,5 grados hacia el sol. Esto ocasiona que, en el
hemisferio norte, el 21 de junio sea el día más largo del año.
En los antiguos mitos griegos a los solsticios se les llamaba
“puertas” y, en
parte, no les faltaba razón. La “puerta de los hombres”, según estas
creencias helénicas, correspondía al solsticio de verano (del 21 al 22
de junio) a diferencia de “la puerta de los dioses” del solsticio de
invierno (del 21 al 22 de diciembre).
SOLSTICIO
DE VERANO Y DE INVIERNO: Hay dos momentos del año en los que la distancia
angular del Sol al ecuador celeste de la Tierra es máxima. Son los llamados
solsticios. El de verano es el gran momento del curso solar y -a partir de ese
punto- comienza a declinar. Antes de cristianizarse esta fiesta, los
pueblos de Europa encendían hogueras en sus campos para ayudar al Sol en un
acto simbólico con la finalidad de que “no perdiera fuerzas”. En su
conciencia interna sabían que el fuego destruye lo malo y lo dañino.
Posteriormente, el hombre seguía destruyendo los hechizos con fuego.
Se
ha asociado esta festividad al solsticio de verano, pero esto tan solo es cierto
para la mitad del mundo o, mejor dicho, para los habitantes que viven por
encima del ecuador (en el hemisferio norte) ya que para los del sur el
solsticio es el de invierno y ni tan siquiera para todos ellos pues la fiesta
de San Juan es patrimonio del mundo cristiano. Aunque no crean que en los
países orientales, con ritos y creencias distintas, no se celebran estas
fiestas conservando en todas ellas la misma esencia: rendir un homenaje al Sol,
que en ese día tiene un especial protagonismo: en el hemisferio norte
es el día más largo y, por consiguiente, el poder de las tinieblas tiene su
reinado más corto y en el hemisferio sur ocurre todo lo contrario. En
cualquier caso al Sol se le ayuda para que no decrezca y mantenga todo su
vigor.
Este
simbolismo era compartido por pueblos distantes, separados por el océano
Atlántico. Es el caso de los viejos incas en Perú. Los dos festivales
primordiales del mundo incaico eran el Capac-Raymi (o Año Nuevo) que
tenía lugar en diciembre y el que se celebraba cada 24 de junio, el Inti-Raymi (o
la fiesta del Sol) en la impresionante explanada de Sacsahuamán, muy cerca de
Cuzco. Justo en el momento de la salida del astro rey, el inca elevaba los brazos
y exclamaba: “¡Oh, mi Sol! ¡Oh, mi Sol! Envíanos tu calor, que el frío
desaparezca. ¡Oh, mi Sol!” Este gran festival se sigue practicando y
representando hoy en día para conmemorar la llegada del solsticio de invierno,
con un claro tinte turístico. Los habitantes de la zona se engalanan con sus
mejores prendas al estilo de sus antepasados quechuas y recrean el rito inca
tal y como se realizaba (más o menos) durante el apogeo del Tahuantinsuyo.
ORÍGENES
PAGANOS: Ni que decir tiene que esta fiesta solsticial es muy anterior a la
religión católica o mahometana. Uno de los antecedentes que se puede
buscar a esta festividad es la celebración celta del Beltaine,que
se realizaba el primero de mayo. El nombre significaba “fuego de Bel” o “bello
fuego” y era un festival anual en honor al dios Belenos. Durante el Beltaine se
encendían hogueras que eran coronadas por los más arriesgados con largas
pértigas. Después los druidas hacían pasar el ganado entre las llamas para
purificarlo y defenderlo contra las enfermedades. A la vez, rogaban a los
dioses que el año fuera fructífero y no dudaban en sacrificar algún animal para
que sus plegarias fueran mejor atendidas.
Otra
de las raíces de tan singular noche hay que buscarla en las fiestas
griegas dedicadas al dios Apolo, que se celebraban en el solsticio de
verano encendiendo grandes hogueras de carácter purificador. Los romanos, por
su parte, dedicaron a la diosa de la guerra Minerva unas fiestas con fuegos y
tenían la costumbre de saltar tres veces sobre las llamas. Ya entonces se
atribuían propiedades medicinales a la hierbas recogidas en aquellos días. El
cristianismo fue experto en reciclar viejos cultos paganos.
SÚBITAS
APARICIONES Y DESAPARICIONES: En algunas leyendas piadosas, hasta los santos
aprovechan la víspera de este día para trasladarse milagrosamente a otra parte.
En nuestro mundo terrenal, encontramos muchos casos de desapariciones bastante
enigmáticas, esa noche se abran las puertas interdimensionales, así como los
encantamientos.
NOCHE DE SAN JUAN: Esta
es una fecha en la que numerosas leyendas fantásticas son unánimes al decir quees
un período en el que se abren de par en par las invisibles puertas del
“otro lado del espejo”: se permite el acceso a grutas, castillos y palacios
encantados; se liberan de sus prisiones y ataduras las reinas moras, las
princesas y las infantas cautivas merced a un embrujo, ensalmo o maldición;
braman los cuélebres (dragones) y vuelan los “caballucos del diablo”; salen a
dar un vespertino paseo a la luz de la Luna seres femeninos misteriosos en
torno a sus infranqueables moradas; afloran enjambres de raros espíritus
duendiles amparados en la oscuridad de la noche y en los matorrales; las
gallinas y los polluelos de oro, haciendo ostentación de su áureo plumaje,
tientan a algún que otro incauto codicioso a que les echen el guante; las mozas
enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose; las
plantas venenosas pierden su dañina propiedad y, en cambio, las salutíferas
centuplican sus virtudes (buen día para recolectar plantas medicinales
en el campo); los tesoros se remueven en las entrañas de la Tierra y las losas
que los ocultan dejan al descubierto parte del mismo para que algún pobre
mortal deje de ser, al menos, pobre; el rocío cura ciento y una
enfermedades y además hace más hermoso y joven a quien se embadurne todo el
cuerpo; los helechos florecen al dar las doce campanadas...
En
definitiva, la atmósfera se carga de un aliento sobrenatural que impregna cada
lugar mágico del planeta y es el momento propicio para estremecernos,
ilusionarnos y narrar a nuestros hijos, nietos o amigos toda clase de cuentos,
anécdotas y chascarrillos sanjuaneros que nos sepamos.
Esta noche se abre la puerta que nos introduce al conocimiento del
futuro y a las dimensiones mágicas de la realidad. Es la noche en que los entierros
arden, el Diablo anda suelto y los campos son bendecidos por el
Bautista. En la mañana, muy temprano la gente se lava el pelo y la
cara con las aguas bendecidas y comienza a llamar, tres veces
consecutivas:
-¡San
Juan!, ¡San Juan!, dame milcao (guiso de papas con manteca) yo te daré pan.
La
noche anterior dos han sido los eventos más importantes: el baile del fuego y
las pruebas. Algunas de estas pruebas son:
l.
La joven que sale al amanecer y se encuentra con un perro su marido será un
goloso perro durante su vida.
2.
Al salir, después de las 12, se encuentra con un gato negro es mala suerte para
el futuro, felicidad si el gato es de otro color.
3.
Si a medianoche se hace una cruz en los árboles, producirán el doble.
4.
Si a las 12, mira la luna y después la higuera, la verá florecer.
5.
La higuera y el “pesebre” (helecho) florecen esta noche. Quien posea una de
estas flores será muy afortunado.
6.
Quien vea florecer la hierbabuena esta noche será muy afortunado siempre que lo
mantenga en secreto.
7.
En la víspera se planta la flor de la hortensia, en un tarro con tierra y agua.
Luego se le hace un pedido poniendo fe en el bautismo de San Juan.
8.
Hay que lavarse las manos con agua de manantial para mantenerse joven y el
cabello para conservarlo hermoso. Esa noche las aguas están benditas por el
Bautista.
9.
Cuando llueve esa noche o al día siguiente, va a haber abundancia de manzanas.
10.
Antes de la salida del sol hay que regar los árboles con agua de manantial,
para que den bastante fruta durante el año.
11.
Para tener buena siembra hay que tirar un pedazo de vela la noche de San Juan.
12.
Para aprender a tocar guitarra hay que colocarse durante esta noche bajo una
higuera.
La
noche y el amanecer, están dedicado a San Juan en un esfuerzo por cristianizar
las numerosas fuerzas que se manifiestan en esta mágica jornada, en la que
todas las sociedades tradicionales de Europa ponen en marcha numerosos rituales
de antiguo origen y profunda funcionalidad cultural. La fiesta no es específica
de localidades concretas, sino que se extiende por toda Europa con diversas
variantes.
Un
personaje–símbolo de la cristiandad y un astro presiden la celebración. Por
una parte el Sol que, según la tradición popular, sale bailando al amanecer del
día 24. Por otra parte el santo de la fecha, San Juan, encargado de dotar
de sacralidad a la fiesta, pero que no ocupa lugar central en los rituales.
Contando con el Sol y San Juan como componentes básicos de la
celebración, en la
noche y el amanecer sanjuaneros los hombres manipulan diversos instrumentos
simbólicos con la finalidad de luchar contra los distintos males que perjudican
a los humanos, a sus actividades y a sus bienes a lo largo del año.
Fecha
de transición astral que anuncia diversos cambios en la naturaleza equivale a
una ruptura de orden cósmica propiciadora de emergencias del inframundo. Por
eso la noche de San Juan es noche de brujas, entes que pueden
provocar numerosos males a los humanos.
La
Noche de San Juan, la de las tradiciones mágicas, se caracteriza por la
multitud de hogueras que iluminan la noche. Los ciudadanos arrojan a la
hoguera antes de su encendido pequeños objetos, conjuros, deseos e incluso
apuntes del curso con el objetivo de hacer desaparecer los malos espíritus.
La
tradición de enramar las fuentes está relacionada con la prosperidad, la
abundancia y la fecundidad. La tradición dice que al amanecer del
primer día de verano, las mujeres recogían de las fuentes la flor del agua con
la esperanza de encontrar pareja, concebir hijos o hacerse con poderes
curativos. Al amanecer, cuando las mujeres iban a la fuente, se cantaba a
la flor del agua.
¿POR
QUÉ SAN JUAN BAUTISTA?: San Lucas narra en su Evangelio que María, en los días
siguientes a la Anunciación, fue a visitar a su prima Isabel cuando ésta se
hallaba en el sexto mes de embarazo. Por lo tanto, fue fácil fijar la
solemnidad del Bautista en el octavo mes de las candelas de junio, seis meses
antes del nacimiento de Cristo. (de hoy en seis meses - el 24 de diciembre
- estaremos celebrando el nacimiento de nuestro Redentor, Jesús).
Desde
entonces se señaló esta noche como la de San Juan, muy próxima al solsticio de
verano que ha heredado una serie de prácticas, ritos, tradiciones y
costumbres cuyos orígenes son inmemoriales en toda Europa y se han extendido
por muchos pueblos de América. Lo paradójico del asunto es que el 24 de
junio se celebra la fecha del nacimiento del Bautista, que en realidad no
debería festejarse porque de los Santos siempre se recuerda el día de
su muerte. San Agustín hace la observación de que la Iglesia celebra
la fiesta de los santos en el día de su muerte, pero que en el caso de San Juan
Bautista, hace una excepción y le conmemora el día de su nacimiento, porque fue
santificado en el vientre de su madre y vino al mundo sin culpa. Es digno
celebrarse su nacimiento, ya que fue motivo de inmensa alegría para la
humanidad tener entre sus miembros al que iba a anunciar la proximidad de la
Redención.
En
el Evangelio de San Lucas se cuenta que su padre, el sacerdote Zacarías, había
perdido la voz por dudar de su mujer, Isabel, estuviera en cinta. Sin embargo
en el momento de nacer San Juan la recuperó milagrosamente, como se lo había
predicho el ángel Gabriel. Rebosante de alegría, la tradición religiosa
dice que encendió hogueras para anunciar a parientes y amigos la noticia.
Cuando siglos después se cristianizó esta fiesta, la noche del 23 al 24
de junio se convirtió en una noche santa y sagrada, sin abandonar por eso
su aura mágica. Cuando el portavoz de la Redención nació, y Zacarías
escribió en una tablilla: “Su nombre es Juan”, el sacerdote recuperó
inmediatamente el habla y entonó el hermoso himno de amor y agradecimiento
conocido como “Benedictus”, que la Iglesia repite a diario en su oficio.
El
capítulo primero del evangelio de San Lucas nos cuenta de la siguiente manera
el nacimiento de Juan: Zacarías era un sacerdote judío que estaba casado con
Santa Isabel, y no tenían hijos porque ella era estéril. Siendo ya viejos, un
día cuando estaba él en el Templo, se le apareció un ángel de pie a la derecha
del altar.
Al
verlo se asustó, mas el ángel le dijo: “No tengas miedo, Zacarías; pues vengo a
decirte que tú verás al Mesías, y que tu mujer va a tener un hijo, que será su
precursor, a quien pondrás por nombre Juan. No beberá vino ni cosa que pueda
embriagar y ya desde el vientre de su madre será lleno del Espíritu Santo, y
convertirá a muchos para Dios”.
Pero
Zacarías respondió al ángel: “¿Cómo podré asegurarme que eso es verdad, pues mi
mujer ya es vieja y yo también?”.
El
ángel le dijo: “Yo soy Gabriel, que asisto al trono de Dios, de quien he sido
enviado a traerte esta nueva. Maspor cuanto tú no has dado crédito a mis
palabras, quedarás mudo y no volverás a hablar hasta que todo esto se cumpla”.
Seis
meses después, el mismo ángel se apareció a la Santísima Virgen comunicándole
que iba a ser Madre del Hijo de Dios, y también le dio la noticia del embarazo
de su prima Isabel.
Llena
de gozo corrió a ponerse a disposición de su prima para ayudarle en aquellos
momentos. Y habiendo entrado en su casa la saludó. En aquel momento, el niño Juan
saltó de alegría en el vientre de su madre, porque acababa de recibir la gracia
del Espíritu Santo al contacto del Hijo de Dios que estaba en el vientre de la
Virgen.
También
Santa Isabel se sintió llena del Espíritu Santo y, con espíritu profético, exclamó:
“Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.
¿De dónde me viene a mí tanta dicha de que la Madre de mi Señor venga a verme?
Pues en ese instante que la voz de tu salutación llegó a mis oídos, la criatura
que hay en mi vientre se puso a dar saltos de júbilo. ¡Oh, bienaventurada eres
Tú que has creído! Porque sin falta se cumplirán todas las cosas que se te han
dicho de parte del Señor”. Y permaneció la Virgen en casa de su prima
aproximadamente tres meses; hasta que nació San Juan.
De
la infancia de San Juan nada sabemos. Tal vez, siendo aún un muchacho y
huérfano de padres, huyó al desierto lleno del Espíritu de Dios porque el
contacto con la naturaleza le acercaba más a Dios. Vivió toda su juventud
dedicado nada más a la penitencia y a la oración.
Como
vestido sólo llevaba una piel de camello, y como alimento, aquello que la
Providencia pusiera a su alcance: frutas silvestres, raíces, y principalmente
langostas y miel silvestre. Solamente le preocupaba el Reino de Dios.
Cuando
Juan tenía más o menos treinta años, se fue a la ribera del Jordán, conducido
por el Espíritu Santo, para predicar un bautismo de penitencia.
Juan
no conocía a Jesús; pero el Espíritu Santo le dijo que le vería en el Jordán, y
le dio esta señal para que lo reconociera: “Aquel sobre quien vieres que me
poso en forma de paloma, Ese es”.
Habiendo
llegado al Jordán, se puso a predicar a las gentes diciéndoles: Haced frutos
dignos de penitencia y no estéis confiados diciendo: Tenemos por padre a
Abraham, porque yo os aseguro que Dios es capaz de hacer nacer de estas piedras
hijos de Abraham. Mirad que ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles, y
todo árbol que no dé buen fruto, será cortado y arrojado al fuego”.
Y
las gentes le preguntaron: “¿Qué es lo que debemos hacer?”. Y contestaba: “El
que tenga dos túnicas que reparta con quien no tenga ninguna; y el que tenga
alimentos que haga lo mismo”…
“Yo
a la verdad os bautizo con agua para moveros a la penitencia; pero el que ha de
venir después de mí es más poderoso que yo, y yo no soy digno ni siquiera de
soltar la correa de sus sandalias. El es el que ha de bautizaros en el Espíritu
Santo…”
Los
judíos empezaron a sospechar si el era el Cristo que tenía que venir y enviaron
a unos sacerdotes a preguntarle “¿Tu quién eres?” El confesó claramente: “Yo no
soy el Cristo” Insistieron: “¿Pues cómo bautizas?” Respondió Juan, diciendo:
“Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está Uno a quien vosotros no
conocéis. El es el que ha de venir después de mí…”
Por
este tiempo vino Jesús de Galilea al Jordán en busca de Juan para ser
bautizado. Juan se resistía a ello diciendo: “¡Yo debo ser bautizado por Ti y
Tú vienes a mí! A lo cual respondió Jesús, diciendo: “Déjame hacer esto ahora,
así es como conviene que nosotros cumplamos toda justicia”. Entonces Juan
condescendió con El.
Habiendo
sido bautizado Jesús, al momento de salir del agua, y mientras hacía oración,
se abrieron los cielos y se vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma
de paloma y permaneció sobre El. Y en aquel momento se oyó una voz del
cielo que decía: “Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis
complacencias”.
Al
día siguiente vio Juan a Jesús que venía a su encuentro, y al verlo dijo a los
que estaban con él: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Este es aquél de quien yo os dije: Detrás de mí vendrá un varón, que se ha
puesto delante de mí, porque existía antes que yo”.
Entonces
Juan atestiguó, diciendo: “He visto al Espíritu en forma de paloma descender
del cielo y posarse sobre El. Yo no le conocía, pero el que me envió a
bautizar con agua, me dijo: Aquél sobre quien vieres que baja el Espíritu
Santo y posa sobre El, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo. Yo
lo he visto, y por eso doy testimonio de que El es el Hijo de Dios”.
Herodías
era la mujer de Filipo, hermano de Herodes. Herodías se divorció de su esposo y
se casó con Herodes, y entonces Juan fue con él y le recriminó diciendo: “No te
es lícito tener por mujer a la que es de tu hermano”; y le echaba en cara las
cosas malas que había hecho.
Entonces
Herodes, instigado por la adúltera, mandó gente hasta el Jordán para traerlo
preso, queriendo matarle, mas no se atrevió sabiendo que era hombre justo y
santo, y le protegía, pues estaba muy perplejo y preocupado por lo que le
decía.
Herodías
le odiaba a muerte y sólo deseaba encontrar la ocasión de quitarlo de en medio,
pues tal vez temía que a Herodes le remordiera la conciencia y la despidiera
siguiendo el consejo de Juan.
Sin
comprenderlo, ella iba a ser la ocasión del primer mártir que murió en defensa
de la indisolubilidad del matrimonio y en contra del divorcio.
Estando
Juan en la cárcel y viendo que algunos de sus discípulos tenían dudas respecto
a Jesús, los mandó a El para que El mismo los fortaleciera en la fe.
Llegando
donde El estaba, le preguntaron diciendo: “Juan el Bautista nos ha enviado a Ti
a preguntarte si eres Tú el que tenía que venir, o esperamos a otro”.
En
aquel momento curó Jesús a muchos enfermos. Y, respondiendo, les dijo: “Id y
contad a Juan las cosas que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos
andan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el
Evangelio…”
Así
que fueron los discípulos de Juan, empezó Jesús a decir: “¿Qué salisteis a ver
en el desierto? ¿Alguna caña sacudida por el viento? o ¿Qué salisteis a ver?
¿Algún profeta? Si, ciertamente, Yo os lo aseguro; y más que un profeta. Pues
de El es de quien está escrito: Mira que yo te envío mi mensajero delante de Ti
para que te prepare el camino. Por tanto os digo: Entre los nacidos de
mujer, nadie ha sido mayor que Juan el Bautista…”
Llegó
el cumpleaños de Herodes y celebró un gran banquete, invitando a muchos
personajes importantes. Y al final del banquete entró la hija de Herodías y
bailó en presencia de todos, de forma que agradó mucho a los invitados y
principalmente al propio Herodes.
Entonces
el rey juró a la muchacha: “Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la
mitad de mi reino”.
Ella
salió fuera y preguntó a su madre: “¿Qué le pediré?” La adúltera, que vio la
ocasión de conseguir al rey lo que tanto ansiaba, le contestó: “Pídele la
cabeza de Juan el Bautista”. La muchacha entró de nuevo y en seguida dijo al
rey: “Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el
Bautista”.
Entonces
se dio cuenta el rey de su error, y se pudo muy triste porque temía matar al
Bautista; pero a causa del juramento, no quiso desairarla, y, llamando a su
guardia personal, ordenó que fuesen a la cárcel, lo decapitasen y le entregaran
a la muchacha la cabeza de Juan en la forma que ella lo había solicitado.
El
sepulcro del Bautista, junto con los de Elíseo y Abdía, fue venerado en la
ciudad de Samaría hasta el siglo IV, cuando Julián el Apóstata hizo que sus
restos mortales fuesen diseminados. La Iglesia católica celebra el 24 de junio
el nacimiento de San Juan Bautista y el 29 de agosto conmemora su decapitación.
Oración:
“Gloriosísimo San Juan Bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso
del mejor sol, trompeta del Cielo, voz del verbo eterno, sois el mayor de los
santos y abanderado del Rey de la Gloria; más hijo de la gracia que de la
naturaleza y por todas las razones, príncipe poderosísimo en el Cielo;
Otorgadme el favor que os pido _____, si fuere conveniente para mi salvación; y
si no para mi perfecta resignación, con abundante gracia; que haciéndome amigo
de Dios, me aseguré las felicidades eternas de la Gloría. Amén.”
El
nombre JUAN: Procede del hebreo Yo-hasnam, con el significado de
“Dios es misericordioso”. Otra etimología muy cercana es la
de Jo-hanan o Jo-hannes, que significa “Dios está a mi
favor”. Empezando por san Juan Bautista, la personalidad de los santos y otros
hombres insignes que han llevado este nombre, es inconmensurable.
San
Juan Bautista es el príncipe del santoral cristiano: es el único
santo del que se celebra el nacimiento y no la muerte, y su fiesta, el 24
de junio, es una fiesta solar, de luz y de fuego, decantación de los más
antiguos ritos de la humanidad en la más grande de todas las fiestas. Mientras
Jesús ocupa el solsticio de invierno (la Iglesia optó por cambiar su titular,
al ver que era imposible suprimir estas fiestas), san Juan toma posesión del
solsticio de verano porque fue imposible erradicar las ancestrales
celebraciones solares. Y fue precisamente el hecho de la vinculación de su
nombre a las fiestas más esplendorosas y más vitalistas, lo que elevó su
prestigio hasta límites que sólo milenios de historia pueden explicar. Pero no
es gratuita la coincidencia entre el ancestral culto solar y san Juan Bautista.
El personaje es de una gran talla: es un Sol menor que abre camino al gran Sol
que es Cristo, con una firmeza que hace temblar al mismo rey Herodes. Tenía el
Bautista una misión, y nada le acobardó. Preparaba los caminos del Señor. Era
La Voz que clamaba en el desierto. No se callaba cuando no se debe callar:
cuando veía los abusos del poder, no giraba la cabeza, aunque no le afectasen
directamente; por eso acabó su cabeza servida en la bandeja de Salomé. Una
cabeza que el mismo Herodes valoró en la mitad de su reino. San Juan Bautista
abrió de par en par las puertas del cielo a los Juanes, que tras él entraron en
legión: san Juan Evangelista, el discípulo predilecto de Jesús; san Juan Crisóstomo,
uno de los más grandes oradores de todos los tiempos; san Juan Bautista de la
Salle, fundador de las Escuelas Cristianas; san Juan de la Cruz, el poeta que
divinizó el amor humano y humanizó el amor divino; san Juan I Papa, iniciador
de la serie de grandes papas que llegó hasta el humanísimo Juan XXIII; san Juan
de Dios, fundador de los Hermanos Hospitalarios, y así hasta ciento veinte
santos. El nombre de Juan tiene un encanto y una virtud invencibles. Se impone
con la fuerza positiva del mismo Sol, con la viveza del fuego, con la
fecundidad de la verbena. “Entre los nacidos de mujer, nadie más grande que
Juan el Bautista”.