CLUB DE COTORRAS

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En su libro Grandes fugas, la periodista barcelonesa Laura Manzaneda cuenta que a lo largo de la historia ha habido huidas espectaculares, como la del gran escritor, seductor y aventurero italiano Giacomo Casanova, que escapó de la cárcel de Venecia vestido de gala y en góndola, y que incluso se paró a tomar un café en la plaza de San Marcos antes de despistar a sus perseguidores.
Sin embargo, ninguna escapada fue tan justa y sorprendente como la de Henry “Box” Brown, esclavo negro que nació en Virginia (EE UU), en 1815.
A los 15 años Brown fue enviado a trabajar a una fábrica de tabaco de Richmond, donde se enamoró de otra esclava con la que tuvo tres hijos. Cuando estos fueron vendidos a un negrero de Carolina del Norte, Brown juró que haría lo posible por escapar y volver a reunir a los suyos.
Con ayuda de un tendero blanco llamado James Smith, ideó un plan para enviarse a sí mismo por correo a una asociación abolicionista de Filadelfia, en Pensilvania, estado donde no estaba permitida la esclavitud.
Brown se quemó una mano para poder faltar al trabajo y fue embalado en una caja –de ahí el apelativo de “Box”–. El 29 de marzo de 1849 el paquete partió en un tren donde su ocupante estuvo a punto de morir asfixiado, pero llegó sano y salvo a su destino. Más adelante Brown se convirtió en líder abolicionista, pero nunca logró recuperar a su familia.

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