Claro que alguna vez quien se equivoca es el médico
porque creyendo oír de labios del paciente un término mal pronunciado,
hace su propia corrección sobre la marcha y mete la pata. Para
comprender el caso que voy a contar hay que imaginarse una consulta
masiva de medicina general donde el médico, sobrepasado en su labor por
más de un centenar de pacientes que tenía que ver en dos horas -y así
eran hasta hace unos años muchas de las consultas de la Seguridad
Social-, se limita a expedir volantes para los distintos especialistas
según los síntomas que muy someramente le cuente el enfermo o,
directamente, según la petición de éste.
A la consulta del oftalmólogo acude una voluminosa mujer algo entrada en
años y en carnes, provista de su correspondiente volante del médico
general.
-Usted dirá, señora.
-Pues verá. Es que cuando termino de hacer de vientre y me limpio, el
papel sale manchado de sangre.
Ojos desorbitados del médico y de la enfermera; crispadón de puños y
subida acelerada de la adrenalina.
-Pero, oiga, usted. ¿Qué clase de broma es esta? A usted ¿quién la manda
aquí?
-El médico de cabecera.
-¿Cómo que el médico de cabecera? Pero usted ¿qué le ha contado?
-Pues nada porque no había tiempo, que yo tenía el número ochenta y
cinco y detrás de mí estaba la sala de espera llena. Yo sólo entré y
para no tardar le pedí al médico un volante para el culista. Y aquí
estoy.
El oftalmólogo descargó la adrenalina a través de una carcajada y en el
fondo de su alma compadeció a su colega generalista que en esta ocasión
se había pasado de perspicaz al "traducir" el lenguaje de aquella mujer.
6 comentarios:
jajajajaaajjaa muy bueno jajaajajajaja
Excelente!!!
jajajajaja
muy bueno para empezar la mañana
jajajjaja que buenaaa lo que me rei
jajaja Lo lei el otro dia ...Pero todavia me sigo riendo!! Muy bueno Siberia!!!
JAJAJAAAAAAAAAAAA
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