CLUB DE COTORRAS

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Una pequeñísima aportación si te parece bien. Saluda a todas de mi aprte que yo soy nueva por estos foros.Kisses.
Sucede un dí­a, y no tiene por que ser una mal dí­a, recibes un puntapié hacia la luz y te das cuenta de que tus mejores sueños se han alejado tanto que apenas alcanzas a distinguirlos. Ese dí­a la soledad, encantada de conocerte, se presenta en tu casa, te saluda con un enérgico apretón de manos prueba tu butaca, sonrí­e, se descalza y empieza a fisgar.Al principio la miro hacer y no doy crédito. Veo cómo entra en casa y lo toca todo y completamente desinhibida, se me cuela bailando hasta dentro del alma. Fuerte de verdad es la primera noche que, al salir de la bañera me la encuentro en la cama dentro de mi pijama. Me la imagino abrazándola el resto de mi vida y me dan ganas de salir huyendo, pero me las aguanto y aprovecho el impacto para reflexionar.Aunque a ratos resulta tentador nunca es recomendable decir adiós a la soledad precipitadamente. Ella detesta las prisas porque se acompaña de un equipaje pesado. En sus baúles encuentro de todo: algunas verdades irremediables, ciertas mentiras que merecen la pena y hasta un tango arrabalero y cutre. Además en algo parecido a un botiquí­n de primeros auxilios guarda un par de certezas sólidas y una mirada esponja para observar de cerca la vida. En cierta ocasión me puse aquella mirada y vi como a la pareja humana le crecen entre las manos silencios largos, protegidos como fronteras; que inauguraban a tijeretazos el pantano de las verdades no dichas y blindaban la aventura en compartimentos estancos. También vi como negaban, noche a noche, que la luna brillaba muy triste entre ellos.Cuando me encuentro en esta situación, procuro no ponerme triste, aprovecho la oportunidad y revuelvo en sus baúles. Así­ descubrí­ yo una pasión espléndida tapada por un sacrificio inútil. Metida hasta el cuello en los baúles de la Sole comprobé que aquel imposible inmenso era un pobre disfraz que me quedaba grande; rescaté una obstinación y un spray de melancolí­a sin gas rellenado de rabia. También encontré un manual urgente para olvidar amores que matan. Estas cosas ayudan a vivir; incluso un saco del que recuperé, semiinconsciente pero aún voluntarioso, el viejo contratiempo de querer ser. La soledad sabe lo que hace cuando me permite revisar, y es por generosidad que mira para otro lado si me ve extraer del barullo aquello que sigo amando. Acabo entregándole mi confianza y me cuesta dejarla marchar. Pero es inútil impedí­rselo, cuando me ve consolada recoge sus trastos y desaparece.Dicen que lo normal es creer que la realidad continúa igual que antes. Como si el puntapié hacia la luz, la visita inolvidable y todo lo que sucedió hubieran sido fantasí­as. A mí­ no me cuesta dejarme engañar, quiero decir que lo pongo fá¡cil, pero lo que si me cuesta muchí­simo es hacer ver que no lo sé. Así­ que, si tú y yo nos encontramos otra vez por los pasillos de una duda, exhibamos como trofeo la certeza de que la soledad protege cualquier pasión. Ciertamente para algunas confusiones no hay acto de fe ni religión que valga.

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