CLUB DE COTORRAS

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Voy a contaros la historia de Miguel Pellicer, un chaval de Calanda, un pueblo de Zaragoza, al que le cortaron la pierna tras sufrir un accidente con una carreta y la posterior gangrena.El caso es que el pobre Miguel se quedó cojo, y en aquellos años, 1637 según los documentos escritos, no le quedó de otra que mendigar, que era a lo que se dedicaban los cojos.Durante 3 años pidió limosna en una capilla de la Basílica del Pilar, por las calles de Zaragoza y de vez en cuando iba de visita a la casa de sus padres. Claro que el viaje le debió de durar varios días, porque días antes del milagro mendigo en varios pueblos.Un día, después de su limosneo diario, ya en casa de sus padres, fue a recoger estiercol con su hermana, y después de estos escatol?icos quehaceres, el muchacho se quitó la pata de palo, dejó las muletas y se fue a dormir. Las críticas de la época, que existen debidamente catalogadas en el archivo de Zaragoza, incluso dan la hora exacta de cuando el mozo se fue a la cama, si puede llamarse cama al catre que le tenían preparado los padres, porque la cama cama, estaba ocupada por un soldado alojado en la vivienda familiar.Miguel se fue a dormir a las diez de la noche y no se le ocurrió mejor idea que soñar que estaba en la capilla de la Virgen del Pilar y que se estaba embadurnando el muñón con el aceite de las lámparas que alumbraban a la Pilarica. Pero sus padres le despertaron con gritos a la media hora de acostarse, ni descansar le dejaban al pobre cojo.Y es que los padres de Miguel, al ir a acostarse tambi? ellos, vieron no sin asombro, que debajo de las mantas donde el mozo dorm?, asomaban dos piernas. DOS.Ya os podéis imaginar el tumulto que se arm? los vecinos corriendo, el cura levantando atestado, el obispo de Zaragoza que llama al excojo, incluso un notario levantó acta del suceso, con los testimonios del cirujano que le amputó la pierna, el mancebo que la enterró el vicario del Pilar, que lo tenía visto de continuo mendigando, así hasta veinte testigos. De hecho se trata de uno de los milagros mejor documentados que existen.No se sabe si la pierna le salió como a las lagartijas la cola cuando se la cortan, o se le restituyó la original, pero por lo visto hasta las cicatrices de los dientes de un perro que le mordió de pequeño estaban en la nueva pierna.Y este es el Milagro de Calanda, y evidentemente en el lugar del milagro se levanta un templo dedicado a la virgen del Pilar, que ahí existe, tras muchas remodelaciones.

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